Saturday, February 28, 2009

Meto miedo

por Quintín para su columna en Perfil

El terror que me produjo la lectura tuvo finalmente menos que ver con la falta de conocimiento que con la sospecha de que el mundo se estaba deslizando hacia una fase inalcanzable para mis anticuados y modestos recursos de toda índole. Vino a reforzar la sensación este curioso comentario de “Maiakovski” en un blog: “Si el promedio de los escritores argentinos actuales tuviera la formación cultural que supo tener el tonto Cortázar, que de jovencito leía a Valéry y Keats en idioma original y podía escribir sobre ellos con cierta fluidez, sumado a la experiencia histórica que hemos acumulado, a la segunda o tercera vuelta de la revolución sexual y al hecho de estar como chanchos con la teoría literaria, por un lado, y con todas las variantes, aun las más paupérrimas, de la cultura pop, por el otro, en veinte años seríamos los primeros del continente. Al menos en el mundo de la imaginación”.

No sé si esta cita es el resultado de la lectura de Las teorías salvajes, pero bien podría serlo. El autor puede estar en lo cierto y la novela de la misteriosa Pola Oloixarac convertirse así en el primer hito de nuestra literatura del porvenir.


ejem... pero Quintín insinúa que soy un chabón que escribe con seudónimo, wattefuk?? eso sí que da miedo, Quentin. Gracias x lo del roman à chef!

Un producto refinado :P

"Etnógrafa trash", reseña de Las Teorías Salvajes por Hernán Vanoli para Ñ

Cuando una novela aborda de modo directo núcleos traumáticos de la sociabilidad que la constituye y alimenta, y además muestra la voluntad de cuestionar ciertas prácticas y creencias presentes su comunidad de lectores potenciales, ese ímpetu de trascendencia, por más que venga acompañado de los correspondientes anticuerpos, funciona como un hecho político – literario en el que vale la pena detenerse. Las Teorías Salvajes, de la debutante Pola Oloixarac, cumple con estos requisitos.

La novela es, a primera vista, el diario desbocado de una estudiante de filosofía que sueña conquistar a un titular de cátedra. Este diario convive con la historia de amor entre Pabst y Kamtchowsky, dos bloggers que, retratados con despiadada ironía, encarnan los clichés propios de una microcultura arraigada en un sistema de referencias geek cuyas coordenadas van de You Tube y la modernidad periférica del circuito de las artes visuales a Los Goonies y las películas de Olmedo y Porcel, pasando por la filosofía de Leibniz y la revista Humor. Recorrido hiperbólico entonces, que a través de la lógica de la redundancia y la superposición disecciona un humus emotivo generacional, como si Oloixarac fuese una etnógrafa trash empantanada en el fango académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, con la que se muestra inclemente pero de la cual, sin lugar a dudas, es un producto refinado.

Diario y romance narrado en tercera persona se ven interrumpidos por mazazos o bocetos de esas “teorías salvajes” que conforman el núcleo de la novela: una ambiciosa ontología de lo humano y unas reflexiones sobre los contemporáneo (“había comprendido que el régimen de acceso a la empatía contemporánea se encuentra vinculado al uso inteligente, glamoroso, de la crueldad”) que, de a momentos, acercan su propuesta a la de Michel Houellebecq o Frederic Beigbeder. Pero, a diferencia de los franceses, el deseo de producción de verdad que sostiene Las Teorías Salvajes surge de procedimientos que asumen el riesgo de apropiarse y de re-contextualizar la jerga heredada de la filosofía canónica, haciéndola, al fin, productiva.

A la hora de abordar la herencia de la militancia setentista, la novela cae en su propio diagnóstico generacional. Así, aunque la repetición de ciertos gestos pop sobre las fricciones entre líbido social y proyecto político no están a la altura de su inteligencia, estamos ante el triunfo de una voluntad que reclama un espacio diferente para la literatura, acaso más radical.

Wednesday, February 25, 2009

Charlar

El martes 3 a las 7pm conversaremos con Juan Terranova en el ciclo "Charla Abierta" de Eterna Cadencia, Honduras 5582 (y Fitz Roy). Hablaremos sobre su técnica de drive en el tennis, las teories, la lectura que él hace de las teorías, y quizás, también sobre el personaje con síndrome de down y cómo realizar atentados letales en el nivel de la representación.

Totalizador-destotalizador: las teorías by Pablo Valle

Pablo Valle fue profesor mío de Problemas de Literatura Latinoamericana, el año del estreno de la cátedra Viñas. Atesoro sus clases, fue de los mejores profesores que tuve -yo tendía a mirar con cierto horror al cuerpo docente de Letras, tenía la sensación (alas, seguramente errónea) de que todos venían con un cajoncito de fruta fresca que mandaban de acuerdo a tiempos y posibilidades. Pero Pablo era lo máximo, uno de esos especímenes realmente apasionados por la literatura (y en tanto que latinoamericana, problema) que son la savia vital de una universidad hecha pedazos. Pablo escribió este comentario en su blog, nótese el caño ideológico que empuña:

Parafraseando el koan de Ronald Laing sobre la locura, uno podría preguntarse: ¿Cuándo decimos que una teoría es “salvaje”? Cuando es una teoría del otro (quiero decir, en el doble, obvio, sentido de que es una teoría “perteneciente” al otro y “sobre” el otro).
Se ha dicho, con razón, que LTS es una novela filosófica. Agregaría, más que un matiz, un cierto desplazamiento: es una novela antropológica. La función, el efecto, de los relatos etnográficos (valga la redundancia) intercalados es hacer que todas las otras “teorías” que pululan en la novela puedan leerse contaminadas por esa misma distancia de observación “desinteresada”, casi despectiva.
En realidad, LTS es un ensayo sobre esa misma distancia narrativa, y lo bueno sería poder establecer una especie de graduación en esta distancia, porque aquí se jugaría la dimensión ideológica. Si los pensamientos se espacializan (o se tipografían: “en itálicas”), hay algo que se podría medir. Si la objetividad es cuestión de pixeles, lo cuantificable se reifica (el Word, con la astucia de la ignorancia a la que algunos aplican el oxímoron “inteligencia artificial”, me puso “deifica”, que es casi lo mismo). Y, en un contexto actual de (celebrada) “muerte de la dialéctica”, la cantidad se resiste empeñosamente a volverse cualidad.
Los relatos etnográficos a los que hice referencia son en su mayoría “ritos de pasaje”.
LTS puede leerse, entonces, y paralelamente, como un Bildungsroman contado no por el narrador omnisciente del siglo XX (si es que existió tal cosa), sino por la Lolita de Nabokov. Digo: no con su mezcla de candidez y perversión, sino con un tono donde “candidez” y “perversión” son palabras sin ningún sentido. Sade sobrevuela también, sí, pero queda relegado a la ingenuidad ilustrada, a la época que inauguró el soñar en vano (Lacan), a la palabra prohibida: revolución.
Sé que estoy divagando. Pero LTS, en su misma, indiscutible, brillantez, a veces produce un efecto de deslumbramiento. Encandila, y uno cae en sus redes (es el lector quien debe ser seducido, y lo será, no el profesor gagá García Roxler, ni el perimido Collazo).
Divago más. En un comentario que le hice a la autora respecto
de un cuento suyo incluido una antología del género fantástico, “Código Morse”, le dije que me parecía una mezcla de Burroughs y Macedonio. Ese cuento se me aparece ahora como una pequeña matriz de LTS. Parafraseando al autor de Naked Lunch, las teorías son aquí un virus del espacio exterior. Proliferan, nos rodean, nos abruman, pero no para dar una imagen del mundo, sino para sabotear (“enfermar”) toda imagen del mundo (unitaria). Claro, se corre el peligro, seguramente buscado, de que la teoría sea “sólo” el nexo (a veces invisible) entre un enunciado y otro cualquiera.
Sobre LTS, además de una serie de adjetivos elogiosos, le comenté a Pola que resultaba “irritante”. Es que, para alguien de mi generación (no de los setenta precisamente, sino de los ochenta, de la guerra de Malvinas, pero formateado en la nostalgia de la anterior, idealizada), cuesta aceptar el desparpajo con que Pola encara “temas” como la militancia, la lucha armada y sus restos. El diario de la tía Vivi, por ejemplo, recuerda algo de la primera, floja novela de Caparrós,
No velas a tus muertos. O los juegos de guerra, que recuerdan el de Las islas, de Gamerro; pero, en este último caso, el juego era el territorio de una utopía (o ucronía) posible, retrospectiva, en la cual la guerra podía reeditarse, el pasado podía volver a enfrentarse con el presente casi en condiciones de igualdad: una tragedia. En LTS, en cambio, los juegos son la liquidación definitiva de un pasado que no tiene ya ninguna relevancia para el presente, salvo en forma de rémora: una comedia. Como el personaje de Collazo, que se dedica a cazar, pero no puede cazar a la protagonista. (La escena del robo en Palermo, sin embargo, es magnífica.)
Hablando de Caparrós: alguna vez, en la época “pos-todo”
de Babel, llamó “literatura Roger Rabbit” a aquélla, justamente (o supuestamente), de los setenta, que se proponía intervenir, interactuar en la realidad, como los cartoons del filme de Zemeckis. LTS da una vuelta de tuerca a esa utopía: ahora se trata de intervenir no en la realidad sino en una representación, el Google Earth, para lo cual se dan instrucciones precisas, pero no sencillas, de hackeo. (Más fácil, más tentador, es rastrear el video porno casero en el que aparecería la protagonista: otra forma en que LTS avanza sobre la realidad del lector, sale de sus propios límites de libro, sin dejar de ser libro. Pero reenviando a otra representación.)
No puedo concluir, la desmesura de la novela me excede; debería ampliar este comentario más adelante.
LTS es una novela sobre el Zeigeist, dice la autora. Un objetivo ambicioso, con un resultado de una madurez asombrosa. Dado su frenético movimiento permanentemente totalizador-destotalizador, uno tiene miedo (por lo tanto, deseo) de volver a abrir el libro y encontrar otro texto, otro orden, otras teorías.

Monday, February 23, 2009

So long Martin darling


That's Martin staring at us, Gatsby-esque; that's Martin in his BMW (the video is stuck in my broken disc), we're in the back seat; the city is Copenhagen, 2006. Martin was like, 19 by then, he had began his first internet company at 12, self-made millionaire by 17; so smart and fast fast fast in his ways, he connected instantly with EK and Jony. We'd get pissed, wandered about the streets of Copenhagen (I have a video of you, sitting down and thinking darkly of a girl in an alley) and then again, in BA and New York, you'd twitt your way over London, Tokyo, Shanghai (you had fabulous insights about fashion in Shanghai), you'll stop by and we'd have brunch in Brooklyn, we parted ways in Times Square, then night out at The Pig in the Village, Martin in his awfully gorgeous suit, fooling around with his watch, we would talk about girls and how shy he was, because in the end he always dated girls much older than him, he was too smart for girls his age. Martin Shaedel was a Gatsby of the Internet era, the New York Observer observed when he died. Martin was riding a plane, that bursted into flames, around Santa Monica. He was 23, and a genious-kind of guy. So smart, so sensitive and kind. Martin you died in heaven, you'll stay there.

Sunday, February 22, 2009

Thursday, February 19, 2009

Disquisición matemática. La fórmula del garche

Me escribe Eduardo, ingeniero civil (hoy soy lector tuyo) a quien jamás ví en mi vida, un mail larguísimo donde discute, entre otras cosas, la fórmula matemática de la página 35 de mi novela:


Es vedad que a mas grande G (Glande), mas pequeño es d ? osea si el G es el doble, d es la mitad? (ahora creo que puede ser cuando mas grande G, menos necesidad de 'd'... puede ser)
En el fondo, no se qué es ´ ni ´v´, ni ´u´. Ojo. No quita que me reí del chiste. Pero aún sigo sin entender la formula. Y sobre todo ¿qué es W?. Entiendo que es lo que en física llamamos módulo, pero aquí no sé que es. Y para colmo es 'achicado' por G. Cuanto más Grande el Glande menor efecto de W.
Posibilidades: que en vez de una F minuscula sea un signo de integración y que en vez de la letra ´pi´ sea n´pi´entre otras cosas. Y que sea una forma de escribir Fourier que yo no conozca. (Muuuuuuy probable, ya que hay demasiadas cosas que yo no conozco. Obviamente, y por suerte)
Pero sí sucede, que así como soy de bruto, si G se duplica , d se achica a a la mitad.
Otra posibilidad es que se esté escribiendo un movimiento ondulatorio armóniuco simple o acelerado. En ese caso no sería coseno ´pi´sino coseno ´fi´ como variable. Una letra contioene muchos significado, entre nerds.
(A esta altura ya te habras dado cuenta la cantidad de boludeces que charlamos en matematicas) (ojo, se que cualquier ingeniero ¡mas un civil! sabe muchisismo menos que un matemático ¡obvio! que apenas llegamos a entender los libros de divulgacion de ellos)

Sé que no he sido claro sobre la formula de la pagina 35, la cual me detuvo unos segundos a lamentarme por no poder 'leerla' como decimos los profesores de física (fui profesor en varias facus, mientras estudiaba allá a lo lejos en el eje del tiempo...). Pero ese lamento duro apenas unos segundos. Mi ultimo lamento fue releer " dada una repeticion uniformemente acelerada de centímetros avanzando dentro de ella". Lo subrayado es típica frase error de chicos alumnos nivel CBC.
Pero te decía, me lamenté pero no se me oscureció ya disfruté del privilegio de tu humor.
Y mas cuando la frase inmediatmente siguiente era:
"Cuando el pudor de la autoconciencia no les dió para más, Mati optó por implementar los rudimentos del arte de herir la intimidad."
Esas palabras valen más que mil imágenes.Que bien escribís pibita, muy bien.
Vale mas que mil imágenes y que, digamos, unas veinte fórmulas.
Gracias por leerme.
Pero muchas más gracias por escribir este libro.
Saludos playeros

Eduardo, de mar del sur.

SOLUCION: el desplazamiento de Kamtchowsky puede ser calculado en función del trabajo (W) de bombeo del muchacho en cuestión, la velocidad (v) del movimiento, la densidad (p) y la viscosidad (v) del fluido (de Kamt), y el tamaño del miembro expresado en términos de su área frontal (A).

La formula esta calculando el "drag": la fuerza que ejerce un fluido viscoso sobre un objeto que trata de desplazarse dentro de el: despejando la distancia del movimiento en funcion del trabajo, entendiendo que, por la posicion del cuerpo que empuja, la fuerza se ejerce en un angulo de 180gds.

Lo de la f minuscula: ese término es una función del número de Reynolds, que es una proporción entre las fuerzas viscosas y la inercia.
Math art by EK

Sunday, February 15, 2009

Las teorías en tiempos de Google

por Beatriz Sarlo para Perfil

El pececito se llama Yorick y la gata Montaigne Michelle. Su dueña se aferra a una “edición trilingüe de la Metafísica de Aristóteles” y usa “gorra de escribir” como Jo en Mujercitas. Una tormenta le impone, como toda la naturaleza, su “efecto gótico” y el terror la conduce a una cita de John Aubrey sobre la costumbre de Hobbes de cantar de noche desgañitándose porque creía que así beneficiaba sus pulmones. Inmediatamente, por deslizamiento, llega Rousseau que, como Hobbes, también protagoniza episodios de paranoia “clásica y barroca”.

Cualquier párrafo de la novela de Pola Oloixarac ofrece esta variedad de remisiones culturales. La Facultad de Filosofía y Letras de la UBA es la patria de adopción de la narradora (alias Rosa Ostreech: Avestruz Rosado), hija vengadora y respetuosa, satírica y disciplinada de la heterotopía cuyo lugar físico es Puán y Pedro Goyena. Las teorías salvajes no podría haber salido de una cabeza educada en otra parte; a quienes conocen la abigarrada escena de la Facultad esta novela les resultará algo así como una carta escrita por un pariente próximo que desprecia y ama los cuatro pisos del edificio y los personajes de picaresca que discurren allí (los vendedores de videos y discos truchos o de panes rellenos, los organizadores de iniciativas descabelladas que la novela, al pasar, pone en ridículo, las profesoras arratonadas, los ayudantes de cátedra solícitos, los titulares carcomidos por la decrepitud y la repetición que se transforman en objetos eróticos de estudiantes obsesivas, ávidas y ambiciosas).

Las teorías salvajes muestra lo que se puede hacer con lo que se aprendió en la Facultad, o sea que, a su modo, es un panegírico del mundo universitario que ha convertido a una mujer joven y bella (narradora, personaje, conste que no digo autora) en una especie de monomaníaca para quien lo erótico se consume o se consuma en la pasión filosófica y viceversa. Reivindicación hipercrítica de Puán y Pedro Goyena, la novela se apoya sobre el mismo suelo que convierte en un campo minado. No hay por qué pensar de antemano que eso carece de un interés más amplio, porque todo depende de la eficacia de la sátira que a veces es veloz, inteligente, cruenta, y otras, demasiado engolosinada con su perspicacia.

Fiel a esta heterotopía del Saber, la narradora tiene siempre un libro a mano para fregarlo contra el hocico de su gata en un gesto de didactismo mimético; o para contar una performance porno-underground o un trip de pastillas y polvos diversos en una disco. Las teorías (antropológicas, psiquiátricas, filosóficas, tecnológicas) fascinan, pero también son instrumentos para escribir una novela que yo no llamaría filosófica, sino de aprendizaje, no una “educación sentimental” sino una educación a secas.

Se podría hablar de los procedimientos intertextuales que ponen de manifiesto esta educación, de las citas de libros reales o de textos inventados. Sin embargo, no estoy muy segura de que “intertextual” sea la palabra adecuada. Habría que buscar otra. La intertextualidad pertenece a la época de las bibliotecas reales y de las enciclopedias. Las citas, alusiones y ficciones teóricas de esta novela son de la era Google, que ha vuelto casi inútil el trabajo de hundir citas cifradas porque nada permanece cifrado más de cinco minutos. Sylvia Molloy escribió que la erudición borgeana era incierta y finalmente poco confiable. Esa cualidad dudosa de la cita, que producía la indeterminación de los textos de Borges, hoy no tiene condiciones de posibilidad: no hay incertidumbre; verdadera, modificada o intacta, la cita siempre se encuentra a pocos golpes de teclado; y las citas falsas no aparecen entre los resultados del buscador.

El personaje de Las teorías salvajes lleva una mochila llena de libros, posee los clásicos en las lenguas correspondientes, clasifica con cartoncitos los estantes de su biblioteca. Pero ella y nosotros sabemos que allí está Google, burlando la colección de libros y artículos sobre papel, como una amenaza a la custodia privada del saber. Atento a esta cualidad Google, Tulio Halperín Donghi, en Son memorias, reemplazó todas las referencias a libros que conoce perfectamente por una fórmula leve y divertida: “Google me informa”. Después de Google, no hay erudición sino links. Las teorías salvajes vive desesperadamente esta situación y quizá por eso Pola Oloixarac acumula referencias.

Aunque Hobbes es “el centro flamígero” de la biblioteca y las teorías de un antropólogo apócrifo invierten la ficción freudiana en torno al asesinato del Padre, Las teorías salvajes sobresalen más en el aforismo y el mot d’esprit: un setentista es un “trasto viejo de ideologemas” y está “envuelto en su extraño glamour de veterano de guerra sucia”; el consumo de cumbia por las capas medias es una “degeneración chic de lo inadmisible”. Igual que Laura Ramos, Oloixarac es implacable con la educación recibida como hija de “progres”: a los chicos no se les compra helados Massera y en los colegios está bien visto “escribir ensayos sobre los desaparecidos y poemas sobre la dictadura en las clases de expresión corporal”, cuyos títulos pueden ser “Pégame y llámame Esma”. La caricatura de esos años de infancia es tan sarcástica como eficaz, con una sola excepción: no funciona la parodia del diario íntimo de una militante setentista que la novela transcribe. La parodia necesita una idea más exacta del texto a parodiar y Oloixarac no la tiene.

En paralelo a la historia del desenfrenado erotismo filosófico de la narradora nacida y criada en Filosofía y Letras hay otra historia, que transcurre en el escenario de lo semi fashion, semi cool, bizarro de Buenos Aires, donde cada minoría cultural es el centro de pequeños oleajes de celebridad marginal (en realidad: todo es margen). Esos personajes, por un capricho de la fortuna, acceden al estatuto de celebrities fugaces. Allí hay de todo: hijos de madres setentistas (exactamente captadas con su pelos al viento a lo Farrah Fawcett y sus largas polleras), parejas en busca de parejas que arman una especie de colonia urbana para el sexo, las drogas, la difusión de videos, y la creación de una página de games en Internet que se inaugura con Dirty Wars 1975, nerds, cumbieros y, como pintoresco desafío, un empleado de MacDonald’s con síndrome de Down que se masturba con la protagonista de videos under porno. Este abanico de life-styles tiene una dinámica merecidamente mayor que el reducto Puán de las pasiones filosóficas. La zona juvenil de Las teorías salvajes, en especial una noche en la disco y la realización del video-game cuya acción transcurre en los años setenta, muestra una vitalidad exuberante, acentuada por la original insistencia con que Oloixarac escribe sobre los cuerpos feos y las materias o los olores inmundos.

La mezcla de bizarros, nerds y beautiful people produce un tratado de microetnografía cultural más convincente que los que resultan de las pasiones teóricas. Las teorías salvajes están allí.

NOTA: En la reseña de Perfil salió publicada una foto con un crédito equivocado; el crédito fotográfico es de Stefania Fumo.

Saturday, February 14, 2009

¡Pauvre Martín!

El autor de Ciencias Morales se lamenta en Perfil de no tener suficientes libros que reseñar; no sólo es una pena, ya que "el comentador de libros es una figura decisiva en el quehacer nacional", sino porque el escritor, explica Martín, tiene que pagar impuestos aunque no cobre. “¿Tributo de qué, si nada ganó? Tributo de perdedor, de no haber ganado nada”, concluye amargado Martín (citando subrepticio a José Luis Chilavert, como para no escatimar el escozor anti-espíritu literario en su alegato contra el escritor subutilizado).
¡Imagínense a Martín retozando en su banco callejero favorito, acompañado tan sólo del sigilo de sus propias intuiciones librescas, y sin libros para reseñar!
Chicos, tenemos que ayudar a Martín. Ayudémoslo a posar su mirada súpersexy sobre algo digno de comentar en los medios. Ayudémoslo a completar su sentido del deber, acercándole aquellos bienes preciosos que sólo pueden salvarlo de “la sequía”.
Acá una lista de libros que merecen una reseña top:
- Los domingos son para dormir, de Sonia Budassi
- The Palermo Manifiesto, de Esteban Schmidt
- El Lamborghini de Ricardo Strafacce!! La gran apuesta editorial de Mansalva, en un libro acorde a su biografiado: brutal.
- Romanticismo político, de Carl Schmitt con prólogo de Jorge Dotti (salió hace unos años pero valdría la pena que lo leyeras, Martín, digo, para refrescarte la cabeza de Benjamin ponele)
- Las Teorías Salvajes (sólo para saber con qué la flasheás, eh)
- Teoría de la lectura, de Karin Littau (lo estoy leyendo ahora, escribiendo un post al respecto, es para recomendarle a todos los amigos)
- Las afueras de Paula Peyseré, de Siesta, un libro de una poeta formidable.
- Bizarra, de Rafael Spregelburg (hay que animarse a reseñar teatro!)
- El tridente, de Diego Sasturain (salió x Sudamericana en 2008, pero todavía nadie lo lee en su conexión fundante con Samuel Beckett y la fenomenología, quizás te viene súper descubrir a Husserl en lo que queda del verano)
- El capítulo decisivo de No Logo de Naomi Klein, donde explica cómo Adidas repuntó como marca gracias a que los negros raperos lo pusieron de moda. Porque sobra material refutatorio jiji ;)
La lista sigue.


RELATED: Che, soy martín kohan!

Las teorías según Circe

Mi amiguita blogger Circe (cuyas misteriosas actividades deliro por espiar) posteó en su blog esta recomendación especialísima:

QUERIA RECOMENDARLES ...
UN LIBRO MUY ESPECIAL, QUE HA APARECIDO EN EL FIRMAMENTO LITERARIO ARGENTINO!
SE TRATA DE UN TOUR DE FORCE ENTRE LA FILOSOFÍA DEL LENGUAJE , EL EROTISMO DESENFRENADO, EL CYBERESPACIO Y TEORÍAS DESCABELLADAS TOTALMENTE HILARANTES...HAY PROFESORES DE LA FACULTAD, AMIGOS, AMIGOVIOS, UN PIBE DOWN, UNA PAREJITA EROTIZADA AL MANGO, LOS PASOS PARA HACKEAR, Y LA CRÓNICA DE UN AMOR IMPOSIBLE Y DESCOCADO, ENTRE LA PROTAGONISTA Y UN HERR PROFESOR...NO SE LA PIERDAN!!!!!! y sigue acá.

Gracias Circe!! Cheers x los bombones, las teorías y por las pasiones violentas con chongos como Glauco y Ulises!!

Thursday, February 12, 2009

Fogwill, travesti?

Filosofía y novela en el siglo XXI
Una Fogwill en polleras

reseña de Las Teorías Salvajes por Diego Rojas para Veintitrés

La literatura argentina de este siglo reconocerá en la primera novela de Pola Oloixarac un espíritu renovador que atenta contra la paz de los cultores de la "literatura del yo", que tanto abunda -y hasta cansa-. Por el contrario, este texto presenta un amplio panorama sobre el estado del campo cultural en la época de los grandes premios, una mirada sobre la reproductibilidad técnica (en las cátedras) de la academia y un ánimo exploratorio sobre las costumbres sexuales de cierta porción de la intelectualidad joven más moderna que los modernos. Claro, tamizados por una explosión de filosofía especulativa y una forma de ver las cosas que, sin caer en el cinismo, ciertamente no deja títere con cabeza. Kamtchowsky y Pabst son una pareja un tanto loser que explora, genital e intelectualmente, la cultura. Una estudiante de filosofía persigue al profesor Augusto García Roxler para poner en acto su Teoría de las Transmisiones Yoicas. Un diario íntimo setentista y la posibilidad de incorporar la cultura popular ochentista a un relato complejo completan esta novela promisoria. Sin complacencias, con inteligencia y estilo, Oloixarac bien debería ser llamada una Fogwill con polleras.


Acá Mr Fog, levemente azorado
(ich, likewise)
ante los dichos
de Rojas,
un Salvador Dalí
en corbata de anteojos
y chomba.

Monday, February 9, 2009

Ultimos gritos del urbanismo okupa

Llego al proyecto de Tu Parte Salada vía mi amigo Mauricio Corbalán, con quien hablar de cualquier cosa es siempre una aventura. El 17 de noviembre, 4000 familias se abalanzaron sobre un sector de tierras en Ingeniero Budge, cerca de la Feria La Salada. Parece que los terrenos habían sido despejados por unos caciques peronistas de la zona, que estaban esperando habilitarlos cuando pudieran darle un rédito político. Las 4000 familias se adelantaron, surgieron de la nada en forma organizada (en un par de camiones) y ocuparon las tierras con un estilo parecido al del Lejano Oeste de los cowboys, donde alguien disparaba al cielo y todos corrían para plantar bandera sobre el pedazo de tierra que, entre el disparo y la corrida, les pertenecía. "Ojo que ahí no hay ningún argentino eh", avisan los punteros peronchos, mufados porque les ganaron de mano (ahora que esos no-argentinos construyeron, es imposible sacarlos). Al hablar de construcción, ciertas gemas arquitectónicas muestran las últimas tendencias del okupa pop design:






La Pachamama, diosa de la tierra, es invocada en esta caseta al grito de Pachamama libre, junto a la bandera aymará; del otro lado, no llego a ver pero creo que dice Tierra y Dignidad.

POST EDIT 17-2: Este asentamiento salió como nota de tapa en la Veintitrés del 12-2. El titular es "Villa Cuis", porque los habitantes comen cuis. Dicen que el asentamiento, cercano a Camino Negro, "cundió como reguero de pólvora" y que fueron familias que pagaban alquileres de 600 y 800 pesos en zonas vecinas los que vinieron a ocupar la zona, donde hasta entonces "había toda clase de transacciones non sactas y violaciones". No tienen agua ni luz; comen salteado o comen cuis: "le cortás la cabeza, le sacás la piel y lo trozás para meterlo en el guiso". En un recuadro, el chef de Osaka explica que el cuis es un manjar de piel algo dura, "si se cocina lento es un manjar. Comer cuis es una costumbre que proviene de la cultura incaica, es sabroso y supernutritivo." El chef recomienda incorporar la cultura del cuis. Otro recuadro explica que el cuis pertenece a la flia de roedores, que se organizan en torno a un macho dominante y suelen moverse en grupo. Los ocupantes del asentamiento esperan que el estado les dé el título de propiedad de las tierras, que debe comprarle a los hermanos Tronconi. Los delegados dicen que están haciendo un censo "para que se otorgue una parcela a cada grupo familiar". El diputado nacional Lozano tercia en otro recuadro: "Es posible que sectores populares argentinos se hayan informado a través del contacto con los pobladores peruanos que hoy comparten las casas tomadas, las villas y otras miserias argentinas, que los cuises son para ellos como pollitos. Pero más allá de este intercambio cultural, lo relevante es que a cuadras de Buenos Aires hay que cazar para comer."
Yapa: Inexplicable foto de Anibal Ibarra lavando los platos.

El Open office es gay-friendly

Si tipeás "Un hom", Word está programado para completarte la frase sugiriendo Un homosexual -nunca Un hombre

Fogwill estaría encantado.

Sunday, February 8, 2009

Bon voyage, Su!


Mi Su, nom de guèrre Sonia Budassi, parte a Colombia de gira literaria internacional (ella es así, es Su, es top). Amantes de las fiestas, siempre y como sea, nuestra casa editora Entropy organizó un Abierto de Tennis seguido de microdancing en la boîte para despedir a Soña. Después de los singles (cuentan que Nadalini –en sunga, foto der.- batió en forma sublime a un Terranova un tanto fuera de estado), mi Su, infartante en su botamanga de red, compartió tragos y encanto con los autores de la casa (la rubiecita al lado es Romi Paula) y los galanes de Tamarisco.

¿Y yo? Yo llevaba una camisita rosa muy sencilla, y no escatimaba miraditas psicópatas cuando alguno osaba interpretar a la moda marxista la cifra política de mis Teorías feroces.
Así, topérrima como es, mi Su no se deja llevar por la fama. Hasta el viernes compartió amistad y cigarrillos en la redacción de Perfil, luciendo su uniforme de verano.Los colombianos están, previsiblemente, excitadísimos de recibirla. Con escritoras como mi Su, el futuro de la nueva crónica latinoamericana está asegurado (y no menciono el de la literatura porque ése nunca debe estarlo). Parece que los colombianos imprimieron carteles con los que buscan incitar a los jóvenes colombianos a la nueva crónica, los pegaron por toda Cartagena, y Soña es su modelo top a seguir.

¡Sí, Su mía, adonde quiera que vayas!

Friday, February 6, 2009

las teorías caribeñas

Experta en animalidad y escritura (y las espirales que las agitan y fusionan), la doctoranda Evelyn inquiere en magnética bikini a un lector omnisciente, teorías salvajes en mano. Más top, impossssível!

Thursday, February 5, 2009

Terrorista Bill

En la Conferencia TED2009 (el evento de tecnología más snob de todos, donde las grandes mentes contemporáneas acuden a contar sus tesis zarpadas de todos los campos), Bill Gates hizo algo raro: soltó unos mosquitos que traía en un jarro. Bill estaba haciendo un punto sobre la malaria: "No sólo la gente pobre debería experimentar esto". Como explica Peter Sloterdijk, lo propio de las prácticas terroristas -y también, del arte conceptual- es apuntar no a los individuos concretos, sino a sus creencias y condiciones de posibilidad (de respirar, de huir); esto es, no apuntar al objeto, sino apuntar más bien al contexto. Con ese jarro y sus mosquitos, el archimagnate Bill se une a la nutrida (y fantasma) cofradía de los más bien pauperizados terroristas-conceptuales contemporáneos.

Empieza, empieza el año!

Mañana a la nochecita podemos dejar de agazaparnos y acudir al llamado queer:

Viernes 6 de febrero, 20hs.QUEER-ART
muestra colectiva de fotografía

Leandro IBÁÑEZ
Levan MINDIASHVILI
Diego SOTELO
Cristian TONHAISER
Fabian ZANARDINI

curador: Sebastián Freire
colaboradora: Noelia Besada

Viernes 6 de febrero, 20hs.
casaBrandon
Luís María Drago 236

Wednesday, February 4, 2009

Google Maps encuentra una brecha en el espacio-tiempo

La imágenes del Google Street View muestran guerreros medievales que batallan en Pittsburgh, Pensylvania. Puede tratarse de una simple fisura en el continuo espacio-tiempo; o es el dispositivo la superposición de tiempos y espacios explicitándose.

Tuesday, February 3, 2009

La soledad de la historiadora de guerra

este poema es de Margaret Atwood, The loneliness of the military historian (1995), Dasbald me puso en su huella:

Confess: it’s my profession
that alarms you.
This is why few people ask me to dinner,
though Lord knows I don’t go out of my way to be scary.
I wear dresses of sensible cut
and unalarming shades of beige,
I smell of lavender and go to the hairdresser’s:
no prophetess mane of mine,
complete with snakes, will frighten the youngsters.
If I roll my eyes and mutter,
if I clutch at my heart and scream in horror
like a third-rate actress chewing up a mad scene,
I do it in private and nobody sees
but the bathroom mirror.

In general I might agree with you:
women should not contemplate war,
should not weigh tactics impartially,
or evade the word enemy,
or view both sides and denounce nothing.
Women should march for peace,
or hand out white feathers to arouse bravery,
spit themselves on bayonets
to protect their babies,
whose skulls will be split anyway,
or, having been raped repeatedly,
hang themselves with their own hair.
These are the functions that inspire general comfort.
That, and the knitting of socks for the troops
and a sort of moral cheerleading.
Also: mourning the dead.
Sons, lovers, and so forth.
All the killed children.

Instead of this, I tell
what I hope will pass as truth.
A blunt thing, not lovely.
The truth is seldom welcome,
especially at dinner,
though I am good at what I do.
My trade is courage and atrocities.
I look at them and do not condemn.
I write things down the way they happened,
as near as can be remembered.
I don’t ask why, because it is mostly the same.
Wars happen because the ones who start them
think they can win.

In my dreams there is glamour.
The Vikings leave their fields
each year for a few months of killing and plunder,
much as the boys go hunting.
In real life they were farmers.
They come back loaded with splendour.
The Arabs ride against Crusaders
with scimitars that could sever
silk in the air.
A swift cut to the horse’s neck
and a hunk of armour crashes down
like a tower. Fire against metal.
A poet might say: romance against banality.
When awake, I know better.

Despite the propaganda, there are no monsters,
or none that can be finally buried.
Finish one off, and circumstances
and the radio create another.
Believe me: whole armies have prayed fervently
to God all night and meant it,
and been slaughtered anyway.
Brutality wins frequently,
and large outcomes have turned on the invention
of a mechanical device, viz. radar.
True, valour sometimes counts for something,
as at Thermopylae. Sometimes being right—
though ultimate virtue, by agreed tradition,
is decided by the winner.
Sometimes men throw themselves on grenades
and burst like paper bags of guts
to save their comrades.
I can admire that.
But rats and cholera have won many wars.
Those, and potatoes,
or the absence of them.
It’s no use pinning all those medals
across the chests of the dead.
Impressive, but I know too much.
Grand exploits merely depress me.

In the interests of research
I have walked on many battlefields
that once were liquid with pulped
men’s bodies and spangled with exploded
shells and splayed bone.
All of them have been green again
by the time I got there.
Each has inspired a few good quotes in its day.
Sad marble angels brood like hens
over the grassy nests where nothing hatches.
(The angels could just as well be described as vulgar
or pitiless, depending on camera angle.)
The word glory figures a lot on gateways.
Of course I pick a flower or two
from each, and press it in the hotel Bible
for a souvenir.
I’m just as human as you.

But it’s no use asking me for a final statement.
As I say, I deal in tactics.
Also statistics:
for every year of peace there have been four hundred
years of war.